La tormenta tenía una extensión de 37.000 kilómetros cuadrados y se movió del oeste hacia el este y se debilitó considerablemente en el momento en el que alcanzó al aterrizador el sábado 11 de octubre. Esta tormenta más débil dejó al aterrizador en una situación mejor de la esperada, dice Ray Arvidson, líder del equipo del brazo robótico.
Ahora el aterrizador está concentrado en centrar su energía en analizar las muestras de suelo, recoger datos atmosféricos y realizar otras actividades antes de que el otoño y el invierno congelen a Phoenix.
"La energía se está convirtiendo en un problema, por lo que tenemos que medir cuidadosamente nuestras actividades", dice Arvidson. El equipo de Phoenix siguió la tormenta la semana pasada a través de las imágenes enviadas por la cámara Mars Color Imager en la sonda Mars Reconnaissance Orbiter. El equipo de la cámara estimó que tras el paso de la tormenta sobre el lugar de aterrizaje de Phoenix el sábado, el polvo iría descendiendo durante la semana.

Fuente: Sondas espaciales
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