martes, 27 de mayo de 2008

La sonda Phoenix envía fotos del ártico marciano

Un desolado paisaje con suelo pedregoso y congelado.
subirimagen.es


La sonda Phoenix de la Nasa envió ayer lunes a la Tierra fotos inéditas del Polo Norte de Marte, tras un aterrizaje casi perfecto en el marco de la misión más ambiciosa hasta ahora en busca de señales de posibles formas de vida pasada o presente en el planeta rojo.

Las primeras fotos de la sonda dieron el primer pantallazo de las llanuras del Artico del planeta: un desolado paisaje de suelo pedregoso y congelado.

Las imágenes también confirmaron que los paneles solares indispensables para la provisión de energía a la sonda se habían desplegado correctamente, y también los mástiles de la cámara y estación climática.

Los científicos esperan que ese cielo marciano tenga un permafrost rico en agua, al alcance del brazo robótico de la sonda.

"Ver estas imágenes tras un aterrizaje exitoso reafirma el concienzudo trabajo de los últimos cinco años por parte de un gran equipo", dijo Barry Goldstein, director del proyecto Phoenix en el centro de control de la misión del Jet Propulsion Laboratory (JPL) en Pasadena, California (oeste).

Tras un viaje de nueve meses desde la Tierra, en el que recorrió 679 millones de kilómetros, la sonda Phoenix aterrizó en un área relativamente plana, según Goldstein.

Señales de radio recibidas a las 19.53 (23.53 GMT) el domingo confirmaron que la nave había sobrevivido a su difícil descenso final.

"Por primera vez en 32 años, y solo la tercera vez en la historia, un equipo del JPL ha logrado un aterrizaje suave en Marte", dijo en un comunicado el director de la agencia espacial estadounidense, la Nasa, Michael Griffin, calificando este logro de "increíble".

Como estaba planeado, Phoenix dejó de transmitir señales un minuto después de aterrizar y centró su limitada energía en desplegar sus paneles solares y realizar otras actividades críticas.

Aún falta otra tarea clave, que es el uso del brazo robótico de la nave, planeado para el martes.

Este brazo articulado de 2,35 metros de largo está diseñado para cavar en el suelo a una profundidad de hasta un metro para buscar hielo y calentar muestras para detectar carbón y moléculas de hidrógeno esenciales para la vida.

También tiene una pequeña cámara que tomará imágenes del área circundante y de las muestras que tome el brazo.

Phoenix tiene otra cámara, que la Nasa considera sus "ojos", en la superficie de la sonda, que le permite captar imágenes panorámicas de alta definición.

Su calidad de estéreo ayudará a los científicos en la Tierra a tener visiones en tres dimensiones del trabajo que realiza el brazo robótico. También puede ser girada para tomar imágenes que brinden información sobre las partículas atmosféricas.

Phoenix cavará en la superficie marciana durante tres meses. Dado que la región polar de Marte está sujeta a cambios estacionales, los científicos creen que -al igual que en la Tierra- el ártico marciano podría esconder un registro de un clima más cálido y habitable.

"Toda nuestra misión es cavar", dijo Peter Smith, principal investigador de la misión Phoenix, de la Universidad de Arizona, antes del aterrizaje.

"Creemos que la materia orgánica tiene que haber existido al menos en una época", producto de meteoritos y otros impactos, añadió.

La presencia de agua líquida y materia orgánica significaría que fue una "zona habitable", explicó.

Phoenix no estará sola. La NASA tiene también en suelo marciano a los robots Spirit y Opportunity, que exploran la zona ecuatorial del planeta rojo desde 2004.

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